Agencia AJN.- El Presidente Joe Biden ofreció una recepción de Hanukkah en la Casa Blanca el lunes por la noche, prometiendo seguir apoyando a Israel en su guerra contra Hamás, al tiempo que afirmaba que el «aumento del antisemitismo» en todo el mundo «es repugnante».

Casi 800 invitados llenaron a rebosar la Sala Este. Entre los asistentes había supervivientes del Holocausto, el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, y unas dos docenas de congresistas. También asistieron líderes de la comunidad judía y el segundo caballero Doug Emhoff, que estuvo entre los que encendieron una menorá parcialmente hecha con las maderas originales de la Casa Blanca.

Esposo de la vicepresidenta Kamala Harris, Emhoff es el primer judío en ser cónyuge de uno de los líderes elegidos a nivel nacional. La semana pasada presidió la ceremonia de encendido de una enorme menorá frente a la Casa Blanca.

Durante los ocho días de la fiesta judía, que este año se celebra desde el 7 de diciembre hasta el viernes, se enciende una menorá cada noche. La rabina Angela Buchdahl, de la Sinagoga Central de Nueva York, dirigió la ceremonia del lunes y dijo al Presidente: «Usted ha sido un firme defensor del derecho de Israel a defenderse. Un amigo fiel y verdadero del pueblo judío».

Buchdahl habló de la oscuridad del ataque del 7 de octubre de Hamás en la Franja de Gaza, que desencadenó la guerra con Israel. Pero dijo que desde entonces «sólo se ha vuelto más oscuro, con muchos en todo el mundo justificando el terrorismo, normalizando el antisemitismo, con el dolor de tantas vidas perdidas -israelíes y palestinos- en esta guerra justa pero trágica».

También arrancó un aplauso sostenido cuando llamó a Biden «faro de fortaleza».

El presidente dijo a la multitud: «No hace falta ser judío para ser sionista». Dijo que aunque no siempre está de acuerdo con los líderes y las políticas gubernamentales de Israel, «si no existiera Israel, no habría un judío en el mundo que estuviera a salvo.»

«Seguimos proporcionando ayuda militar hasta que se deshagan de Hamás, pero tenemos que tener cuidado», dijo Biden sobre el apoyo estadounidense a la guerra. Y añadió: «El mundo entero, la opinión pública puede cambiar de la noche a la mañana. No podemos dejar que eso ocurra».

El gobierno de Biden anunció en mayo lo que denominó la primera estrategia nacional contra el antisemitismo. Sin embargo, el antisemitismo no ha hecho más que intensificarse en algunos sectores a medida que aumentan las críticas por el creciente número de muertos palestinos. El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha advertido de una inminente «catástrofe humanitaria» en Gaza.

Biden dijo sobre los rehenes retenidos por Hamás, que las autoridades estadounidenses llevan meses trabajando para ayudar a liberar: «No vamos a parar hasta que llevemos a cada uno de ellos a casa.» La multitud también le vitoreó cuando habló de los esfuerzos de su administración para aumentar el flujo de ayuda humanitaria a los civiles de Gaza atrapados en los combates.

Otros, sin embargo, han criticado la postura de Biden sobre la guerra. A primera hora del lunes, los manifestantes se congregaron frente a la Casa Blanca y cerca de 20 mujeres que se describían a sí mismas como «ancianas judías» se encadenaron a la valla que rodea el recinto. Llevaban camisetas negras en las que se leía «No en nuestro nombre»: «¡Biden, Biden, elige un bando! Alto el fuego, no genocidio», mientras leían los nombres de los muertos en Gaza.

Las autoridades se llevaron a las mujeres tras utilizar una cizalla para cortar las cadenas que rodeaban la cintura de las manifestantes. Los organizadores dijeron que habían elegido deliberadamente el día de la celebración de Hanukkah en la Casa Blanca para protestar.

«Nosotros, como judíos mayores, sabemos cómo es el genocidio. Sabemos cómo se siente el genocidio. Lo llevamos en el cuerpo, en los huesos», dijo Esther Farmer, de Jewish Voice for Peace, que organizó la manifestación. «Es horrible, es devastador. A veces, es difícil levantarse por la mañana para ver esto, y se está haciendo en nombre de los judíos. Así que estamos aquí -como ancianos judíos- para decir: no en nuestro nombre».

La Policía de Parques de EE.UU. informó de que había expedido 18 citaciones a los manifestantes y los había puesto en libertad.

En la recepción, Biden dijo que reconocía a los judíos estadounidenses «dolidos» y que «temen por su seguridad» porque «el aumento del antisemitismo en Estados Unidos y en todo el mundo es repugnante».

«Lo vemos en nuestras comunidades y en las escuelas y universidades y en las redes sociales», dijo el presidente, añadiendo que esos casos «dejan cicatrices dolorosas en la superficie».

El sábado, Liz Magill, la presidenta de la Universidad de Pensilvania, dimitió tras la presión de los donantes y las críticas por su testimonio en una audiencia del Congreso en la que no fue capaz de decir, bajo repetidas preguntas, que los llamamientos en el campus al genocidio de los judíos violarían la política de conducta de la escuela. Universidades de todo Estados Unidos han sido acusadas de no proteger a los estudiantes judíos en medio de las consecuencias de la guerra de Gaza.

El portavoz de la Casa Blanca, Andrew Bates, declinó hacer comentarios el lunes sobre la decisión de Magill de dimitir. Las presidentas Claudine Gay, de Harvard, y Sally Kornbluth, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, que aparecieron junto a Magill, también han sido objeto de críticas. Gay se ha disculpado por sus comentarios.