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Opinión

Panamá e Israel, más cerca que nunca. Por Gil Artzyeli*

Agencia AJN.- “En materia educativa, logramos que jóvenes estudiantes representaran a Panamá y a toda América Latina por tres años consecutivos en el Torneo Internacional de Física del Instituto Weizman de Ciencias en Israel.”

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Agencia AJN.- En pocos días termino mi misión diplomática en Panamá. Durante mis tres años de gestión como embajador, Israel y Panamá han logrado fortalecer sus lazos de cooperación desarrollando una agenda bilateral dinámica. La innovación y nuevas tecnologías en manejo de agua, agricultura, cyber y educación, fueron parte de la agenda de trabajo que involucró a representantes de instituciones públicas y privadas, profesionales y jóvenes estudiantes de ambos países.

En materia de agua compartimos nuestra experiencia de cómo logramos convertir un país desértico en uno con independencia hídrica que actualmente exporta agua.

Es así, que, basado en nuestro modelo de gestión de agua, Panamá creó el Consejo Nacional de Agua (Conagua) y estamos colaborando estrechamente con el gobierno y con el Canal de Panamá.

En beneficio del sector agrícola, Panamá contará con su primer Centro de Excelencia Agrícola equipado con tecnología israelí, para producir cosechas de mayor cantidad y calidad, utilizando menos agua.

Además, existen iniciativas privadas exitosas de gran escala que utilizan agrotecnologías israelíes. Por otro lado, hace tres meses la Embajada de Israel convirtió la Casa Hogar Metro Amigos, un cementerio de chatarras, en un huerto. Ahora los niños y jóvenes del albergue cultivan diversas hortalizas para su consumo y el excedente les ayuda a generar ingresos.

En el sector de high tech, Panamá se prepara para ser en febrero 2019 por tercer año consecutivo la sede de la Conferencia y Exhibición Cybertech América Latina, la más grande de la región. Este evento nacido en Israel y replicado en importantes ciudades del mundo como Singapur y Roma. Para la versión en Panamá, tenemos como socios estratégicos a la Ciudad del Saber, Senacyt y la AIG.

Gracias al valioso apoyo de la comunidad judía desarrollamos varios proyectos de responsabilidad social que trajo tecnología israelí para beneficiar a niños y jóvenes de diversas provincias.

Entre estos proyectos puedo destacar la donación de dispositivos Orcam MyEye, que asiste a personas con discapacidad visual en múltiples actividades. Igualmente, la comunidad donó cientos de sillas de ruedas a niños con movilidad reducida, a hospitales y centros de rehabilitación del país.

En materia educativa, logramos que jóvenes estudiantes representaran a Panamá y a toda América Latina por tres años consecutivos en el Torneo Internacional de Física del Instituto Weizman de Ciencias en Israel. Este proyecto es desarrollado ahora con mucho éxito por Senacyt y Meduca.

Además, llevamos a cabo en Panamá cursos con expertos israelíes en: educación de primera infancia, empoderamiento económico de la mujer y en temas de innovación y emprendimiento.

Me siento complacido de culminar mi misión con la reciente visita oficial a Israel del presidente Juan Carlos Varela junto a una delegación de alto nivel, y porque seremos el invitado de honor en la Feria Internacional del Libro, a realizarse del 14 al 19 de agosto en Atlapa.

Panamá ha tenido un crecimiento significativo en las últimas décadas. Comparando fotos de hace apenas 20 años de sitios como la Ave. Balboa, los cambios en el país realmente impresionan. Pero lo mejor está por venir.

Creo que la cooperación entre Panamá e Israel en todos los temas anteriormente mencionados, pueden dar otro salto cualitativo y estrechar aún más las relaciones bilaterales.

Toda Raba Panamá – Muchas gracias Panamá en nombre propio, de mi esposa e hijos. Gracias por tres años en los cuales conocí a este hub no solo de conectividad, sino también de gente valiosa. Shalom.

*Embajador de Israel en Panamá.

Fuente: www.prensa.com

Opinión

Por Jorge Knoblovits: Hoy más que nunca: estamos acá

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Agencia AJN.- (Jorge Knoblovits* – LA NACION) El 8 de mayo conmemoramos junto con el Museo del Holocausto, el Acto Central por Iom Hashoá en el CCK. Ocasión en la que junto a los sobrevivientes del nazismo y la sociedad argentina toda, recordamos el impacto de esa terrible experiencia que sufrió el pueblo judío.

Es también una oportunidad para advertir las señales de odio y desprecio de la actualidad que siempre constituyen la antesala de experiencias traumáticas.

El discurso del odio predispone a las mentes y a los cuerpos para naturalizar el racismo y sus mecanismos de exterminio.

La Argentina cuenta con importantes herramientas para advertir y hacer frente a la diseminación de manifestaciones discriminatorias o que reivindiquen al nazismo.

La Constitución Nacional, contiene dos normas que se refieren a la libertad de las ideas. El artículo 14 dispone que todos los habitantes de la Nación gozan del derecho “de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa”. A su vez el art. 32 dispone que “El Congreso Federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción federal”.

También, nuestro país adhirió a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio que es imprescriptible. Allí se describen las acciones que lo modelan: “Actos perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”.

De estas normas constitucionales e internacionales, podemos destacar que, si los delitos de genocidio cometidos durante la Segunda Guerra Mundial contra los judíos, no se encuentran prescriptos, mal se puede permitir que los propios Estados firmantes toleren el aliento de la ideología nazi apologéticamente.

La Convención antes citada hace hincapié en otro aspecto a tener especialmente en cuenta y es el concepto de instigación. Ningún genocidio es posible sin una escalada previa de marcaje y de construcción de otredades negativas. La aniquilación de seis millones de judíos en la Shoá pudo suceder por estratégicos condicionamientos ideológicos. Sería hacer andar libremente el material del que se nutren los verdugos y ejecutores de planes siniestros.

El claro ejemplo lo constituye Mein kampf, el libro escrito por Adolf Hitler mucho antes de acceder al poder absoluto de Alemania.

Por todo ello, se debe tener en cuenta lo imprescindible de la protección a los derechos humanos, cosmovisión inspirada en la vivencia del Holocausto y los resortes de prevención que debemos articular.

De allí que toda la literatura, propaganda, ideas, videos, mensajes, caricaturas que instiguen en los términos de la Convención de Genocidio los actos que se describen, deben ser expuestas para impedir su viralización.

No sólo el Derecho es capaz de obstaculizar la discriminación. La educación, los medios masivos de comunicación y los vínculos sociales en general deben ser dispositivos de sensibilización y empatía.

Hoy más que nunca, “Estamos acá” tras los sucesos del 7 de octubre pasado en el Estado de Israel, en los que la Shoá y su odio antisemita se hizo presente con saña.

El terrorismo y su despiadado modus operandi acechan los valores de la democracia y la seguridad del mundo libre.

Hoy más que nunca debemos resignificar ese ataque a la dignidad de un pueblo que tiene derecho a su territorio y a vivir en paz.

Ocasión también para exigir la liberación de los 133 secuestrados por el régimen terrorista de Hamás y la Jihad Islámica desde ese fatídico día. Sillas vacías que agudizan el dolor.

Que vuelvan a casa.

Recordar y no olvidar para que la Shoá no se repita.

“Hoy más que nunca. Estamos acá “.

“Mir zainen do”.

 

 

*Dr. Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA

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Vamos a volver a bailar, por Delia Sisro*

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Agencia AJN.- Ningún pueblo, ninguna persona ni ningún animal sobrevivió llorando. No hubo líder en la historia que levantara una bandera desde un rincón y en silencio.

Eurípides decía que la valentía es prudencia. Y es tiempo que una vez más los judíos seamos prudentes, es decir, que despleguemos el coraje necesario, porque los que están en frente no tienen piedad, y sus cómplices, testigos callados, no van a hacerlo.

Voy a dar clases a la Universidad de Buenos Aires cada semana. Hace poco me acerqué a una de las mesas que tenía banderas de #Palestina para preguntarles por qué, de mínima, no repudiaban los secuestros, violaciones y asesinatos del 7 de octubre y al mismo tiempo reclamaban por un Estado palestino. Un alumno que estaba a cargo de esa mesa apenas balbuceó unas palabras sin poder explicarme el conflicto ni por qué lo hacían. No tenía la menor idea de lo que estaba promoviendo. Era la mañana y es el momento de menor circulación de gente. Mientras intentaba explicarle lo que yo sabía del conflicto y compartirle mi postura, se acercó otra alumna y me dijo: “es la primera vez que escucho a una docente en esta facultad defender a Israel”. La corregí: no era solamente a Israel. Era a mi país, la Argentina y el mundo civilizado. Las Naciones Unidas ya reconocieron el derecho del Estado de Israel a existir en la votación 181 en 1947 y nuestro país, si bien se abstuvo en esa votación, mantiene relaciones con él desde 1948. Pedir un Estado palestino (desde el río hasta el mar) es pedir la aniquilación de Israel.

Le dije que quería escribir esta nota y me pidió encarecidamente que no dijera su nombre porque iba a perder su trabajo.

Cuando entré a clase conté lo que me había pasado y dije que me iba a hacer una remera con la bandera de Israel y las caras de quienes todavía están secuestrados, es decir, desaparecidos. Este martes 8 así voy a ir a dar mi clase. Y por supuesto sé que las autoridades de la facultad van a garantizar mi seguridad como la de cada alumno judío o no que desee apoyar al Estado de Israel con una bandera o una carpa como se garantiza la presencia de carpas que reivindican la aniquilación de Israel sin repudiar el secuestro de civiles.

Y algo más. Estoy esperando saber dónde va a ser la fiesta local del 7 de octubre. Ahí voy a estar, porque así empezó la masacre y no van a lograr que nos guardemos. No sé si soy la primera que propone esta fiesta y que va a exigir a las autoridades locales que nos cuiden, solo espero no ser la última y que seamos muchísimos los que como hace miles de años, a pesar de la juedeofobia con cualquiera de sus nombres, sigamos bailando.

*Delia Sisro es licenciada en Comunicación Social, asesora en temas de escritura, política y comunicación, y docente de Derecho a la Información en Ciencias Sociales, UBA. Publicó “Vidas pesadas” y “Asesinaron al Fiscal” junto a Waldo Wolff.

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